jueves, 26 de abril de 2012

Los primeros juegos del hambre. Capitulo 4.

Hoy me daba muchísima pereza escribir, pero al entrar en mi cuarto he visto los libros y me he venido corriendo. Espero que os guste este capitulo.

Se abre la puerta y para mi sorpresa no es nadie de mi familia, ni siquiera es uno de mis amigos. Braulio cruza la puerta y el agente nos informa de que tenemos tres minutos.
Braulio no se sienta, se acerca al jarrón y mueve las flores del interior. Tiene los ojos hinchados de llorar y va abrigado con una chaqueta, supongo que para no coger frío después del torneo. Se mueve hacia mi, me mira y dice:

- Lo siento, es mi culpa que estés aquí, yo no quería esto.

Empieza a sollozar, parece que él también tiene corazón, aunque nunca lo había mostrado.

- No pasa nada. Digo intentando tranquilizarlo.
- Nunca quise esta reputación, ¿sabes?, yo no soy mala persona. Mi padre nunca me ha tratado bien y para desahogarme pegaba a otro niños.

Se quita la chaqueta, supongo que tendrá calor, pero en realidad me muestra un torso lleno de cicatrices y quemaduras.
Ahora caigo en que es mas que posible en que su padre lo maltratase. El padre de Braulio era el herrero del distrito y esas quemaduras parecían provocadas por hierro al rojo, pero no creo que un padre haga eso a su hijo.

- Mi padre me pegaba o me quemaba con los hierros cada vez que hacía algo mal, era su manera de enseñarme las cosas. Además también me lo hacía si tenía un  mal día o algo le había salido mal.

Me compadezco de él, no ha tenido una buena infancia. Braulio calcula que le debe quedar poco tiempo así que se apresura por terminar.

- Me sentía culpable de lo que os hice hace 5 años a tu amiga y a ti, por lo que decidí dejarte ganar y demostrarle a mi padre que no soy un animal como él, así saldaría mi deuda contigo pero solo he empeorado la situación, lo siento.

Me sobresalta con un abrazo, se lo devuelvo y le digo.

- En otra situación podríamos haber sido amigos.

El esboza una sonrisa me estrecha la mano y me da un último consejo:

- Si quieres volver con vida para estar con ella solo tienes que ser más listo que los demás.

El se separa, asiente y sale acompañado del agente que acababa de avisarnos de que ya había pasado el tiempo.
Me quedo pensando en todo lo que me había dicho Braulio. Igual él hubiera tenido alguna posibilidad de ganar, no como yo.
Al poco tiempo entra Anne que se lanza sobre mi llorando, balbucea cosas pero no la entiendo esta demasiado nerviosa, me fijo en ella, en su precioso cabello largo que se lo ha recogido por delante y sus azules ojos que tantas veces me han hecho suspirar, casi no se ven por las lágrimas.
Le seco las lágrimas y le imploro que no llore. Me mira y me dice:

- Apoyaros, intentar que os dejen volver a los dos por ser del mismo distrito o algo, no dejéis este mundo sin haberlo intentado. Cuídate mucho y no dejes que te maten por favor.
- Por ti iría hasta el fin del mundo para ver que hay y volvería para contártelo.

Se acerca el agente y nos dice que se acabó el tiempo, ella se va a ir pero la cojo de la mano y la beso, ahora más que nunca no la quiero dejar marchar, ella me ha correspondido el beso, este puede ser el último momento que estemos juntos, no puede ser tan duro, si se marcha ahora tendré que volver como sea.
Nos separamos, muevo los labios pero no digo palabra, aunque se que ella me ha leído los labios porque me dice:

- Yo también te quiero, esperaré que vuelvas, si tu no vuelves de la arena te estaré buscando por todos nuestros sitio favoritos.

Voy corriendo a la puerta y le doy nuestro último gran abrazo.
El agente nos separa y se la lleva.
Unas lágrimas me recorren la cara, pero me las seco rápidamente cuando veo que el pomo de la puerta se mueve de nuevo.
Al abrir recibo a mi hermanita en brazos, ella es mi niña pequeña y no la volveré a ver nunca más, su sonrisa al despertarme su carita redondita y sus ganas de jugar a todas horas.
Se aparta de mi y me dice:

- Tienes que ganar a todos los chicos de los juegos, porque tu eres el mejor, te quiero mucho hermanito. ¡Mira!, te he traído un regalo para que te acuerdes de mi. Me da otra rosa, una rosa blanca con un olor muy fuerte.
- Gracias la llevaré siempre conmigo igual que a ti. Le cojo su manita y la pongo en el pecho. Tu siempre seras mi corazón pequeña, te quiero.

Mi madre se acerca y me abraza.

- Te quiero muchísimo hijo mio, eres el mejor hijo que podíamos haber tenido. Tienes que ser fuerte, lucha y vence. Que sepas que siempre estaremos contigo.

- Te quiero mamá, pero se fuerte y pase lo que pase cuídala como me cuidaste a mi.

Me pongo de pie y veo a mi padre distante, me acerco a él y lo abrazo, pero le pasa algo, no me devuelve el abrazo.

- ¿Qué te pasa papá?.
- Yo... Lo siento hijo.
- ¿Qué pasa?.
- Hace ya unas semanas escuchamos a los transportistas del tren hablar algo de un castigo para los habitantes de los distritos, algo que nos iba ha hacer mucho daño. Debí sacaros de aquí ... .
- No te preocupes por mi papá, soy fuerte podré apañarmelas bien si uso un poco la cabeza, y le doy un ligero golpe con la cabeza en la frente.

El sonríe y esta vez si que me devuelve el abrazo. Se acercan mi madre y mi hermana y nos damos posiblemente el último abrazo los cuatro miembros de mi familia, aunque me falta Sena, mi perrita, como la voy ha echar de menos, el agente abre la puerta y mi perrita entra corriendo, me empieza a lamer la cara y a mordisquearme los brazos, como hace siempre cada vez que vuelvo de la escuela.
Es una perra muy lista ha venido sola desde la Veta solo para verme, es como si supiera que me voy a ir y que posiblemente no me vuelva a ver, se acurruca entre mis brazos, como pidiéndome que la rasque la tripa como a ella le gusta.
Cuando pasa el tiempo el agente entra y se lleva a mi familia. Me vuelvo a quedar solo pero es momentáneo, el agente entra y dice que es hora de irnos, el también parece triste, ¿será que le doy pena?.

Salimos por otra puerta del edificio de justicia directo a la estación de tren donde Sally, un par de agentes de la paz y la "estúpida" señora del Capitolio. Hay un montón de gente despidiéndonos, entro último al tren acompañado del agente que me sacó de la sala y la puerta se cierra tras nosotros, comenzamos a movernos y me despido de mi vida. Se que no voy a volver ... .


Lo siento, para mi este capítulo ha sido conmovedor y me ha costado hasta escribirlo, espero que os guste a todos.

2 comentarios:

  1. Solo tengo una cosa que decir.

    Me ha emocionado...precioso..!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Muchas gracias, yo también me emocioné y eso que lo escribí yo :)

      Eliminar